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Monty Python (2.1): It's...

 

Antes de que se me olvide, me gustaría recomendarles la lectura del libro La autobiografía de Monty Python por Monty Python, recientemente editado en castellano en nuestro país; a través del testimonio de los Python se construye la historia del grupo, aderazada con multitud de fotos y documentos que tienen que ver con los cómicos. Ni que decir tiene que es uno de los libros de cabecera de este humilde servidor.

 

Este post inaugura una serie pequeña de artículos dentro de la gran serie de ídem que va a componer, espero, el ciclo Python, y que van a hacer referencia a las dos primeras temporadas de Flying Circus.

 

En concreto, hoy analizaremos la pieza que inaugura el circo. Y digo inaugura no solo porque supusiera el prefacio a toda la serie ni porque fuera lo primero que apareció en las pantallas inglesas bajo el nombre de Monty Python, sino porque verdaderamente supone el arranque de todo el universo Circus. Es una declaración de intenciones, una presentación y también en ella se encuentran ciertos rasgos que más tarde se desarrollarían ampliamente pero que ya en estos primeros segundos de emisión ponían las cartas sobre la mesa. Para que luego no dijera nadie que no lo habían advertido.

 

Ruego detengan la reproducción en 00:52

 

 


 

 

Desde el primer minuto (en realidad ni siquiera alcanza los sesenta segundos) los Python le mostraron al personal que lo suyo era otra cosa. El famoso And now for something completely different llegó mucho antes que el sketch de Arthur “Two Sheds” Jackson, y lo hizo de mano de un náufrago encarnado por Michael Palin. Un pistoletazo de salida de lo más acertado, porque el fragmento de arriba:

 

  • Muestra que los Python tenían muy claro que iban a imprimirle el ritmo que quisieran a su show, mostrando 51 segundos “en los que no pasa nada”, 51 segundos de un tío corriendo en el agua, del que no sabemos por qué corre y del que no sabemos si debemos reírnos hasta el último momento. Si se fijan, las risas enlatadas que se oyen no suenan con la convicción con la que en otros sketchs lo hacen; una tontería que no me parece tan imbécil.

  • Supone un claro ejemplo de una práctica en mi opinión muy definitoria del savoire-faire pythoniano, y que no es otra que la manipulación de la que se supone que es la estructura clásica de un sketch, haciendo de esa manipulación la clave de la gracia del mismo. En este caso concreto, después de la desconcertante carrera de Palin el espectador medianamente conocedor de cómo se hace un chiste sabe y espera que el señor que se ha pegado tamaño sprint ha de decir algo gracioso. No hay gracia empero. Y ahí está la gracia. Me atrevo a decir que un gran número de chistes de Monty Python son en cierto modo la cara opuesta a un chiste, porque a priori no son cosas de las que uno tendría que reírse; aquello que comentaba en el post que inauguró este estudio del uso de los propios mecanismos de la lógica a favor de su proyecto. El propio Eric Idle comenta por cierto en la autobiografía del grupo que esta inexistencia del llamado remate del chiste era algo completamente premeditado por parte de todos.

 

Esta huída del convencionalismo estructural humorístico (desplegada luego a lo largo de Flying Circus de otras formas) es un riesgo a la hora de provocar la risa, pero es al mismo tiempo y en el fondo una buena manera de suscitar la carcajada del espectador. Michael Foucault, en su obra Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas habla de un texto de Borges en el que aparece una absurda clasificación de animales, que para el filósofo es imposible ser pensada. Según el antropólogo Jacinto Choza en su obra Antropología filosófica. Las representaciones del sí mismo esta imposibilidad de pensar la absurda clasificación de Borges le produce risa a Foucault porque éste percibe los límites del pensamiento y burla el conocimiento. ¿A quién puede divertir esta burla?, de nuevo según Choza: a quien cree que el conocimiento no es lo excelso sobre todas las cosas. Todo esto se resume para mí, y vuelvo de nuevo con el permiso de ustedes al primer artículo de esta serie y me cito a mí mismo (siempre había deseado hacerlo, se lo confieso): ser lo suficientemente idiota, desde el punto de vista que precisamente ha ido haciendo esos asuntos respetables [en el caso del choteo de Foucault, el asunto respetable es el conocimiento] como para caer en la cuenta de que esos malditos asuntos son susceptibles de ser tomados por el pito del sereno, ridiculizados, cuestionados y mostrados en su absoluta necedad. Volviendo una vez más atrás: Monty Python quisieron hacer reír con lo que no tendría que hacer gracia, y por ello se reían algunos. Ya saben, aquellos un poco idiotas.

 

La subversión, con todas sus letras, de la que ya hablábamos por aquí siguió su curso y se desplegó más tarde de varias maneras en las que llegado el momento nos detendremos, pero la base ya se encuentra en la pieza del náufrago. Un personaje que ya avanzado Flying Circus se tornó en una figura representativa de los Python pero ya a otra escala, como el gumby, algo que evidencia cómo lo subversivo llegó a devenir en lo referencial. Pero sobre eso ya volveremos en su momento.

 

 

5 comentarios

NtmeC -

Vaderetrocordero: un placer tenerle por aquí.

vaderetrocordero -

¡Qué gigantes! Nunca olvidaré el partido de fútbol entre filósofos griegos y alemanes o la canción sobre el leñador de la columbia británica!

Kiüs -

Gracias a ti por las aclaraciones y por la información sobre estos grandes del humor :)

NtmeC -

Kiüs: lo que personalmente considero "humor absurdo" (realmente prefiero "humor que juega con lo absurdo") se expresa en realidad de muchas maneras, más allá de lo que he dado en llamar antichiste; el común a todas esas formas de expresión creo que es esa vuelta a la tortilla conceptual que supone en este caso concreto el "chiste sin gracia". Los Python desarrollaron a lo largo de su carrera ese juego con el supuesto sin sentido mucho más allá del recurso de no rematar los chistes (por cierto que al concepto de rematar un chiste, el grupo le dio varias vueltas a lo largo de Flying Circus), pero lo he señalado especialmente porque creo que se hace bien patente en la pieza inaugural del náufrago y porque lo considero algo recurrente en el trabajo de Monty Python.

Bajo mi punto de vista, que el uso del "humor que juega con lo absurdo" nos haga más o menos gracia responde, entre otras cosas,a la espontaneidad y el grado de identificación que tengamos con quien lo práctica. El que llegase el momento en el que como decíamos en este artículo el "humor que juega con lo absurdo" pasa de subvertir a servir de referencia, es entonces cuando el que intente hacer uso de él puede salir, al menos para una parte del público, escaldado. Pero sobre eso ya volveremos, con su permiso, en algún momento más adelante. Un placer y gracias por su visita y el enrriquecimiento del trabajo con sus comentarios.

Kiüs -

Ese precisamente fue el video que te dije que vi :P

Me alegra ver este post, parece que me puede ayudar a comprender una duda existencial que me surgió no hace mucho acerca del humor absurdo: ¿Por qué o me encanta hasta el límite o me parece tan soplapollesco que sería capaz de terminar odiándolo? Creo que la clave está en eso que dices de que la gracia de los Python es hacer una especie de "antichiste", ya que, supongo, es una línea muy fina la que separa, en ese ámbito, la genialidad del desastre...

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