El Jorobado de Notre Dame de pega
En esta bitácora, además de hablaros de pajereces hay veces en las que nos gusta abriros un poquito nuestros corazones, porque si algo somos además de blogueros es personas. La gilipuertez de hoy hace referencia a un episodio de mi infancia, que he traído de nuevo a la memoria tras la lectura de otro weblog amigo. Si es que Internet une, y si no que se lo digan al matrimonio aquel que se puso los cuernos consigo mismo por chat.
Los señores de Vicisitud y Sordidez , en su conocido afán de culturización de todos nosotros, subieron no hace mucho tiempo una serie de artículos hablando de lo que ellos denominan clones de combate, que no son otra cosa que películas que o bien aprovechaban el tirón de producciones de éxito del momento, o directamente eran zafios copy and paste de los originales. En los comentarios a los mencionados posts los lectores clamaban porque Paco Fox y cía. nos ofrecieran otro monográfico sobre películas chungas, en este caso de films copiados de la Disney. El staff de nuestra querida bitácora aún no ha podido cumplir las exigencias de sus seguidores en este aspecto, pero en esos mismos comentarios se les animaba a que en sus propias webs personales hablaran de algún episodio que tuviese que ver con estas pinículas.
Ante tan poca vergüenza, uno no sabe si indignarse o brindar a la salud de estos tíos
Y de eso voy a hablaros hoy. Una historia en la que vemos los primeros pasos de un niño en la pre-adolescencia, cuando empezó a entender que la vida tiene sus momentos malos. O dicho de otra forma, que unos cabrones se aprovecharon de un tierno infante. Mejor dicho de sus padres, desconocedores en aquel entonces por desgracia del mercado de films copia. Pero vayamos con el episodio en sí.
Corría el año 1996 y Disney Pictures estrenó en todo el mundo El Jorobado de Notre Dame, con el consiguiente revuelo a escala planetaria del mundo chiquillesco. En mi caso, rondaba los diez años y me encontraba en esa barrera que separa un niño de un niñato, en mi caso más tirando a lo segundo pues a parte de ser bastante repelente, mi desarrollo hormonal fue más temprano que el de mis compañeros de colegio; que ya tenía pelos en los cojones, quicir. El caso es que además de soltar 3 o 4 gallos en cada frase que pronunciaba y de empezar a sentir cierta inquietud cuando observaba a según qué chicas de clase, la vida ya me empezaba a mostrar los dientes y aunque seguía confiando en mis familiares más allegados (aún no había llegado a la fase adolescente en la que odias a toda persona con la que te una la consanguineidad, y en la que te fías más de los contactos del Msn que de tu madre), ya había sufrido en mis carnes algún que otro desengaño como para andarme con el cuidado que se puede tener a tan tierna edad. Además, y no recuerdo exactamente cómo, ante el estreno inminente del nuevo film de Disney ya estaba prevenido de que algún hijo de la gran puta haría el agosto a costa de los críos y de sus papis.
Una tarde, un poco antes del estreno de la peliculita, mi padre llegó a casa y me llamó. Me dio una cinta de vhs y un libro, diciéndome que alguien se la había vendido asegurándole que esa era la nueva película esa del jorobado que todos los niños querían, y que él la tenía antes de que se estrenara en cines. Ya os digo que era repelente, así que le grité que le habían engañado, que aquella no era la versión de Disney (conocía muy bien cómo era por aquello de la publicidad invasiva típica de la empresa americana) y que no pensaba ni leer el libro ni ver la cinta. Otro de los intentos de mi padre por ganarme había fracasado.
El día que lo descongelen van a rodar cabezas
El caso es que, a día de hoy, ese libro y esa cinta siguen en algún lugar de mi casa, y a día de hoy y como le juré a mi padre no los he abierto, aunque creo recordar que uno de mis sobrinos se tragó el falso jorobado; era más inocente, o quizá más benévolo que yo. Lo acojonante del caso es que, tendría yo unos 17 años, en mi colegio iba a representarse una adaptación a teatro de El Jorobado de Notre Dame de Disney y, ¿ a que no sabéis en quién habían pensado para hacer de la gárgola aquella gordita que salía en la peli? Pues sí, en el que suscribe. Y es que amigos, cuando eres gordito, tienes que ser gracioso por cojones. ¿Con los motes que me tienen puestos los bastardos de mis compañeros, y con la depresión por la falta de sexo tengo que estar riendome encima?
Al final me desentendí del proyecto aquel, pero como tenía que visionar el film original para hacerme una idea del papel, finalmente pude contemplar aquella película que en su día me perdí por el desconocimiento de mi padre. No me gustó. De coña.
8 comentarios
PIOPA -
NtmeC -
A los que nos gusta la zafiedad, las copias chungas de pelis de dibujos nos proporcionan momentos de auténtica sordidez, por lo que ver alguna de vez en cuando creo que no hace daño a nadie.
Y bueno, por lo que estoy viendo el Trivial ha tenido toda una legión de copiadores. Cualquier día hacemos un artículo de copiadores en el metal...aunque me temo que si nos ponemos a buscar "imitaciones" e influencias metaleros, no acabaríamos nunca.
Kiüs -
Con respecto a las versiones malas, una vez me regalaron la versión cutre(pero cutre cutre)de El rey león...una pechá de reír que nos metimos mi hermana y yo viéndola xD la cinta no aguantó ni 3 meses en casa, creo recordar...
Y eso del Trivio me ha recordado a un trivial chusco que le regalaron a mi madre, cuando aún era del Círculo de Lectores...recuerdo que esas preguntas no las contestaba ni el que hizo el juego...
En fin, las cosasd e la via :P
NtmeC -
Evil Preacher: un honor que se pase de nuevo por aquí. Y sí, la versión de Disney del Jorobado me parece ciertamente regulera.
Evil Preacher -
Milgrom, te acompaño en el sentimiento: aun vecino le regalaron el trivio y fue el hazmereir de todos durante mucho tiempo.
Milgrom -
NtmeC -
Paco Fox -