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Subcultura cultural

 

Para volver a la palestra os traigo un artículo en el que intentaré exponer dentro de mis limitados conocimientos sobre el tema mi humilde opinión acerca de un aspecto de lo que en El Blog Ausente se nombra tan para mí acertada y deliciosamente como subcultura pop de derribo.

 

Ayer Cristina y yo teníamos día peliculero, en el que se coló el film Operación Dragón (Enter The Dragon en la versión original), segunda película cronológicamente hablando de ese icono del cine que es Bruce Lee. A estas alturas reconozco que no había visto la cinta todavía, y aunque mi novia ya había visto su filmografía hace un tiempo no se acordaba del todo; podemos decir por tanto que nos enfrentábamos a la peli por primera vez, con todo lo que eso conlleva: mayor capacidad de asombro. un interés sustancialmente distinto al que puede haber en revisiones posteriores y un visionado más atento para no perder detalle.

 

 

Todo esto propició a que diseccionaramos Operación Dragón lo mejor que pudimos, llegando a conclusiones que poco más tarde se verían, al menos para el que suscribe, confirmadas. Porque en una de esas casualidades que tan a menudo se dan cuando uno es un pajero cultural fue sacar el dvd del reproductor y encontrarnos con que en Cuatro estaban poniendo El Super Chef de nuestro amigo Jackie Chan; la feliz coincidencia como digo nos permitió que el tragarnos ésta última también nos dimos cuenta de que nuestras teorías eran ciertas.

 

Los films de Bruce Lee, como la totalidad de productos culturales que uno pueda echarse a la cara, tienen una serie de lecturas por las que pueden medirse las películas en cuestión. En este caso, dejando aparte las historias principales de las cintas, estéticas de cada director, actores y escenarios particulares (que curiosamente en muchos casos se repiten si no absolutamente iguales, sí en una especie de déjà vu) y otros factores podemos decir que la filmografía de Lee, aunque corta, comparte en cada una de las películas que la constituyen una serie de características que sirven para enviar un mensaje al espectador, una concepción vital sutilmente (o no según la peli) camuflada tras el guión central, y que reflejan al fin y al cabo la manera de entender el mundo de los creadores de dichas cintas.

 

 

Bruce Lee siempre representa en sus películas a alquien que no entra en la historia voluntariamente sino que se ve envuelto en ella, normalmente por motivos familiares. En Operación Dragón Lee es el alumno destacado en un templo Shaolin, que debe participar a petición de la policía en un torneo de lucha organizado por quien según su maestro deshonró las enseñanzas de los monjes; su participación en el evento se verá doblemente justificada por la necesidad de vengar a su hermana que, como sabrá algo más tarde, fue perseguida por los secuaces del villano con la intención de propasarse con ella, por lo que se vio obligada a suicidarse antes de perder su honra. Aquí encontramos otro factor recurrente en los films de nuestro querido chino: el honor como uno de los bienes supremos de la persona, honor que se refleja igualmente en la manera en la que Bruce intentará siempre llegar a cualquier solución antes de tener que luchar; por ello, no alzará su puño contra nadie hasta que no hay más remedio, llegando en Enter The Dragon a pedirle perdón a su hermana en una visita a su tumba por usar lo que ella le había enseñado para tomarse la justicia por su mano.

 

El echo de que todos sus personajes vayan casi siempre vestidos a la manera tradicional china, al igual que la práctica totalidad de “los buenos” de sus films, y que los menos buenos vistan casi siempre a la manera occidental y hayan occidentalizado sus costumbres no es casual: debajo de las muchísimas capas de estas películas lo que podemos ver en realidad es un alegato a favor de la tradición de China y una desconfianza hacia lo occidental, fundamentada en su mayor parte en los negocios sucios, sobre todo de drogas, tan proclives en nuestra civilización. En las pelis de Bruce Lee él no bebe, al revés que sus borrachuzos adversarios, y si lo hace las consecuencias son desastrosas y su arrepentimiento al día siguiente mucho más pesado que la resaca. En las pelis de Bruce Lee éste respeta a las féminas escrupulosamente, féminas que de nuevo presentan a través de su vestuario la visión particular del mundo de los chinos artífices de estas pelis: las niñas malas llevan vestidos de moda en occidente, al igual que las ovejas descarriadas del rebaño; por contra las chicas buenas, no por casualidad siempre chinas, llevan bien vestidos clásicos de su cultura o bien ropa occidental pero infinítamente más recatada que sus compañeras perversas en pantalla.

 

Todo esto, que parece comportar al fin y al cabo una serie de rasgos particulares de una serie limitada de películas, con sus autores precisos en cada caso, se convierte sin embargo en un patrón que se repite en otros artistas. De ahí a que lo de encontrarse con una de Jackie Chan fuese buena cosa, pues nos dimos cuenta de que no ibamos desencaminados en nuestras ideas. Pues en los trabajos de Chan volvemos a encontraros en mayor o menor medida, y dejando aparte otras cuestiones de estilo (tenía que decirlo: la escena de El Super Chef en la que -SPOILER- Jackie Chan derriba con un camión la residencia de uno de los malos -FIN DEL SPOILER- tiene un abuso de cámaras lentas y de montaje epiléptico que, aunque está presente todo el tiempo, en esos 10-15 minutos te acojona y te cabrea), la misma manera de ver las cosas que Lee y cía. tenían hace ya 30 años. Jackie ya no viste a la manera tradicional china (o al menos en sus películas más internacionales, ya que por lo que he podido ver en carátulas de filmes suyos más antiguos sí que respetaba la tradición de su país), pero sí que va mucho más sencillamente vestido que a los tipos a los que se tiene que enfrentar, muy proclives casi siempre a vestir con traje y a las excentricidades varias, que chocan con la sobriedad china del protagonista; decía que es cierto que Chan ya no viste a lo chino, mas el resto de cosas de las que el maestro Lee hacía gala siguen ahí, de una forma u otra: Chan nunca pelea si no es estricta y desgraciadamente necesario, siempre se mete en líos sin quererlo (llegando incluso en este film a involucrarse en todo el berenjenal simple y literalmente porque pasaba por allí), huye del alcohol y los excesos, de nuevo con pésimos resultados si sucumbe a la tentación, y de nuevo es Jackie Chan el protector del honor más puro.

 

 

No estoy seguro de que lo sepan los directores y guionistas de las películas de Chan pues sospecho que si usan estos recursos es porque son típicos y tópicos, pero la reflexión que hago es que lo que nos muestran las similitudes entre éstas y las de Bruce Lee, aparte de que puede que confirmen la afirmación de algunos de que Jackie Chan es el más digno sucesor, que no clon, de Lee es que en la subcultura (y particularmente pienso que Jackie Chan, por mucho dinero y público que tengan sus producciones, no es otra cosa que un mito moderno de la serie b o, si lo preferís, de entretenimiento) mucho más especialmente que en cualquier otra expresión artística la idiosincrasia, el carácter, la educación; el contexto cultural y social al fin y al cabo son el armazón sobre el que se cimentan sus obras. Por eso, y no pretendo comparar, los trabajos de Rob Zombie, de Mario Bava, de Fulci, de Ze do Caixao, de tantísimos otros creadores que todos conocemos encierran bajo su piel conceptos, ideas, teorías y maneras de entender las cosas que las convierten en parte de la cultura popular tan válidas como un cuadro o un libro.

 

Estoy convencido de que este tema se ha tratado más y mejor en otros sitios (de nuevo me pongo cansino: leeros si podéis Mondo Macabro, un manual imprescindible para el pajero cinéfilo), pero no es hasta que lo constatas por experiencia directa cuando llegas a entender que en el fondo, teoría particular mía que he visto respaldada implícita o explícitamente en foros y blogs de toda índole. Eso que le robo arriba a absence de subcultura pop de derribo es en ocasiones el más fiel reflejo de los rasgos y la cultura de una sociedad. Y bueno, que regresar con vosotros hablando de pelis de hostias está de puta madre.

 

El Super Chef era originalmente Mr. Nice Guy, de ahí a esta imagen

 

 

7 comentarios

Kiüs -

Le echaré un vistazo, pues. Tenía pensado hacerlo después de escribir el comentario, pero, como es normal en mí, tras un comentario tan largo, se me olvidó... :P

NtmeC -

Kiüs: como siempre, nos ofreces unas reflexiones que me parecen muy interesantes.

Estamos hablando de la "fobia" de los orientales a nuestra cultura, pero es un fenómeno que también se da a la inversa; de echo, en el blog que menciono en el artículo de El Blog Ausente (te recomiendo encarecidamente su lectura) viene un post que enlaza a otra bitácora en la que se habla ampliamente sobre el llamado miedo amarillo, que no es otra cosa que la animadversión de los occidentales a los asiáticos, en especial a los chinos, sobre todo en un momento determinado de la historia, por diversos motivos que tienen que ver con el contexto de entonces. Si encuentro el artículo en sí te lo paso a ver qué te parece.

Es curioso, pero cuando vimos Cris y yo lo de "Mr. Nice Guy" ella cantó la misma tonadilla de Alice Cooper...si es que llevamos el metal en las venas. Y sí, con la soplagaitez de Negrotown me he partido el ojete, aquí todos sabemos lo chufla que es el otro.

Kiüs -

Me ha gustado especialmente este artículo(me encantan las patadas y los puñetazos de Lee y Chan xD)

No hay que olvidar que en Oriente en general el sentimiento del honor lo tienen muy desarrollado(con sólo conocer una ínfima parte de su cultura queda claro), tanto que existe una fobia(no recuerdo ni encuenttro cómo se llama)muy habitual en China a quedar mal con los demás, y que, de hecho, sus saludos tan extremadamente educados son, en cierto modo, "herencia" de ella. El bueno es el que cumple durante toda la aventura ciertos valores considerados buenos; así, en las películas orientales uno de esos valores es el honor(y yo diría que el más importante), como en una occidental puede ser el que el protagonista se vengue del que asesinó a su familia.

Esto lo escribo separado para hacer más legible y menos pesado de leer este tochaco, porque podría ir perfectamente seguido de lo anterior; el tema del vestuario: tener mucho escrúpulo al guardar el honor implica el respeto hacia los antepasados(entre otras cosas), por lo tanto, que salgan personajes ataviados con una moda viejuna y otros que no, quiere dejar claro quien son los buenos.

Y, por último, con respecto al "desconfianza hacia lo occidental", me parece que eso queda espresado también en las películas occidentales, solo que, en este caso es desconfianza hacia lo oriental: es muy raro ver, por ejemplo, en una película yanki a un chino fuera del Chinatown de turno(con los negros no pasa porque más o menos hay tanto negros como blancos allí, además no existe un Negrotown ni nada parecido xD). Es algo que está ahí porque, a parte de las distinciones físicas, hay una gran divergencia cultural entre lo que llamamos Oriente y Occidente; distintas costumbres, distinta forma de expresión escrita, y un larguísimo etcétera.

Ea, pues ya he terminado otro de tantos quijotes que escribo(manda huevos que escriba más en los comentarios de los blogs amigos que en las entradas de mi propio blog xD).

Sólo una cosa más: el mundo del metal persigue a este blog: un artículo sobre películas y va y sale "Mr Nice Guy"-->"No more, mr Nice Guy", de Alice Cooper xDDD en fon, chuminadas de última hora.

Por cierto, hablando de chuminadas, he tenido una visión en la que se escuchaba una carcajada en tu casa al leer eso de "Negrotown", no sé si por egocentrismo o porque, quizá, te conozco demasiado ya... xD

NtmeC -

Vengador: no conozco a Toni Jaa, pero como hemos visto estas características son recurrentes en el cine asiático. Habrá que mirarse algún film de este señor.

El Vengador Tóxico -

Unas reflexiones muy interesantes. No me había parado a pensar en todas esas cosas, pero ahora se me ocurre que las pelis del sensacional luchador Toni Jaa también están muy inspiradas en valores como el arraigo cultural, el honor, el peligro del vicio y la maldad inherente a las urbes.

NtmeC -

Milgrom: eso de "demonio estlanjelo" que tanto decimos Cris y yo no es tan de coña, y como bien dices puede encontrarse en muchos productos audiovisuales chinos. Lo mismo ocurre con otras ideas subyacentes en otros tantos films, discos...

Milgrom -

Me ha parecido muy interesante Ntemec. Realmente ese subtexto del que hablas puede encontrarse en una gran mayoría de películas orientales. Occidente suele ser visto como el malvado, mientras que el chino tradicional es el héroe que defiende esos valores.