Concierto, tendones y viejas glorias
Anoche mi pareja y yo nos fuimos de concierto. Una vez más la arrastré a ver grupos de metal extremo, aunque esta vez pudo ver uno que le gustaba. Al próximo concierto de grupos bastos, como ella dice, me temo que iré solo :(. C´est la vié.
El caso es que estábamos allí y por fin eramos los más pequeños del lugar. Aquello parecía una reunión de viejos metaleros recordando los tiempos en que la alopecia aún les daba tregua y podían mover el cuello dando vueltas reiteradamente en torno al eje corporal. Lo más sorprendente era ver gente vestida de bautizo (no con un trajecito de niño, no me sean...) oyendo músicas infernales del Averno.
El primer grupo era el que yo llamo "concierto-compromiso"; aquel que tengas o no ganas de verlo hay que dar el callo porque en el grupo tocan colegas tuyos. Concretamente, un colega bajista que llevaba un cebollón considerable. En ciertos momentos mi novia y yo temimos por la salud de Félix (mi colega) y de la de los tres o cuatro jartibles de las primeras filas, porque alguna que otra vez se acercaba al borde del escenario y por no sé qué arte maligna no se precipitó al vacío como si un caramelo de cabalgata de Reyes se tratase. ¿La música? Bien, aunque personalmente creo que algún ensayo más no vendría mal. El vocalista sigue chirriando un poco; quizá cuestión de acostumbrarse.
Tras los Subliminal Chaos, el grupo de mi querido y borracho a partes iguales Félix, le tocó el turno a Dying, grupo de brutal death al uso que no había visto y si bien me gustaron, reconozco que me estoy haciendo viejo y tanta caña tan lineal y repetitiva a veces me cansa. Para más inri, y aquí viene algo jodido, se me encogieron todos los tendones de los dedos del pie izquierdo, cosa que si han sentido tendrán en bien consolarme y darme golpecitos en la espalda. Me ponía de pie, me sentaba, andaba, me quedaba quieto, y el puto pie seguía ahí a su bola, jodiéndome la vida por instantes. Cristina me miraba como diciendo: te entiendo. Además es mi novia y nos queremos mucho, no se va a reír...
Ya por fin vinieron el grupo al que habíamos ido a ver expresamente, Lightning. Llevaban muchos años sin subirse al escenario pero aún así dieron un gran concierto, tocando temas de su último trabajo Filthy Human Beings y terminando con una versión que no reconocí. Lo mejor de todo fue ver a un par de heavys rancios, de esos que piensan que "el grupo más duro son Muro", aguantando el tirón porque en los Lightning también tocan colegas. Los angelitos no soportaron más de cinco minutos de actuación, saliendo por patas de la sala. Supongo que fueron al botiquín del coche a por una dosis de Kings of Metal de Manowar.
Otras cosas reseñables: el precio de las bebidas, 2 euros un maldito tinto aguado de esos que vienen ya hecho en una botella chunga. Pero eso del abuso no es nuevo. Haber visto a la famosa Marta Mustaine tras 11 meses de reclusión, ya que el embarazo no le permitía seguir la premisa de Obús de "vamos muy bien, borrachos como cubas, y qué". Al joven Eduardito no pudimos verlo, estaba en casa de la abuelita durmiendo como un bendito. Su madre nos comentó que no quiere que sea heavy como ella, pero un crío que se queda dormido escuchando una prueba de sonido de un grupo cafre lo lleva en la sangre.
Por lo demás, me quedo con el puto dolor que me provocaron mis simpáticos tendones, que no lo destaco por bueno sino por jodido, y con haber visto a un tío que siempre se reía cuando me veia cantar en los pubs pasarla putas encima de un escenario. Sí, soy un cabrón.
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