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Enetemec

Monty Python 2.2: A man with two sheds

Todos ustedes conocen, en mayor o menor medida, el rumbo que siguieron los Python por separado, y lo exitoso de sus proyectos en cada caso. Repasando la trayectoria de cada miembro del grupo por separado es curioso constatar que uno de los que, bajo mi punto de vista, más éxito han conseguido con su trabajo personal, llegando a conseguir incluso que en muchas ocasiones se obvie que anteriormente militó en la célebre agrupación cómica, es precisamente el que en mi opinión pasa más desapercibido de cara al gran público (de hecho,  me temo que también se olvidaba en su día a menudo que este buen hombre acompaña a los Cleese, Palin, Jones, Chapman y Idle).

La primera vez que me enfrenté a Monty Python fue, al igual que otros muchos aficionados, a través de Monty Python’s Life Of Brian. Recuerdo que los títulos de crédito del film me resultaban muy simpáticos, aunque por aquel entonces todavía los pasaba hacia adelante en el video después de un momento. Pasaron los años y el siguiente paso dentro del mundo pythoniano vino de la mano de Monty Python’s The Meaning Of Life; los créditos y la canción inicial de ésta me gustaron más que los del anterior film. Más tarde me hice con una copia en dvd de Monty Python And The Holy Grail, y entonces los momentos que solía aprovechar para ir al baño era mientras aparecían aquellos dibujetes que se me antojaban extraños.

No fue hasta la digestión de Flying Circus y la lectura de la autobiografía de Monty Python (más vale tarde que nunca, oigan) que el trabajo de Terry Gilliam me entró por los ojos y me pareció de diez. Además de su valor estético, enorme para mi gusto, y de, en palabras de los propios Python, una manera interesante de enlazar sketches, las ideas de Gilliam son la guinda imprescindible en el conjunto de la obra pythonesca. Una guinda que, como digo, lejos de significar un simple adorno de la tarta, consigue que ésta no se quede a medio hacer en el horno.

Porque si hay cosas que verdaderamente llevaron a Monty Python a otro nivel distinto, una de ellas es sin duda la creación de Terry Gilliam. El americano tuvo el acierto de encajar su visión y mundo particular dentro del universo Python, y vaya que le salió bien. Sus animaciones tienen un atractivo que está a caballo del gusto por el surrealismo (sin duda y en mi opinión lo que actúa de bisagra perfecta entre su trabajo particular y el de sus compañeros), la gamberrada más procaz y la tontería más infantil. Gilliam cuenta en Monty Python Por Monty Python que iba al museo y se inspiraba viendo esculturas y cuadros antiguos, pensando nuevas fechorías que hacer con ellas en sus montajes.

Tambien tiene el estadounidense, con sus películas propias lo viene demostrando todos estos años, cierta mala baba (coincido plenamente con la apreciación que de ello creo recordar que hizo Hijo Tonto en su ya recomendado por aquí análisis pormenorizado de los capítulos de Monty Python’s Flying Circus) que le da un puntillo cabrón a su obra que terminó de convertirla en singular, cabronería característica que compartía sobre todo con Cleese y que servía creo yo para mantener atento y despierto al espectador. Admitámoslo: la hijoputez, incluso (yo diría que hasta mejor) si es sutil, siempre ha casado genial con la risa. Supongo que por aquello de volver gilipollas por un momento al que huye del gilipollismo bien entendido.

Por encima de todo ello, Gilliam fue capaz (y a día de hoy continúa siéndolo) de hacer lo que le salió de los cojones, una actitud que, no hay que olvidar, es una de las razones por las que se juntaron los seis Python; cuenta respecto a esto en el libro biográfico acerca del grupo que él llegaba a las reuniones con su material, se lo mostraba a los demás, le decían que guay, y se pasaba el resto del tiempo oyendo las ideas, discusiones y capulladas del resto, y que se lo pasaba bomba. Un tipo listo.

Sin embargo, como hemos señalado, su trabajo pasa desapercibido muchas veces en el conjunto de lo creado por Monty Python. Igual es que no salía tanto en pantalla como los demás...

 

 

2 comentarios

NtmeC -

Kiüs: la base del trabajo de Gilliam, tanto con los Python como volando solo, es, lo digo en el post, hacer lo que le sale de los cojones, con un puntito de mala leche. Con esa premisa, además de con el bajo mi punto de vista enorme talento del americano es creo yo que normal que salgan cosas interesantes.

Me atrevo a decir incluso que en las dos últimas temporadas de Flying Circus, el que más veces salía victorioso en cuanto a convencerme con su obra es Gilliam. Aunque de la irregularidad pythoniana ya se hablará, espero (¿se ha dado cuenta que siempre que hablamos de Monty Python le emplazo a leer artículos futuros?).

Kiüs -

Pues puede que sea por esa sempiterna ausencia, pero los personajes pythonianos que más me gustan suelen estar interpretados por él(como el carcelero de "La vida Brian" :P).

Lo más normal es que la gente recuerde a los que más se le ve la cara por la pantalla y, si a eso le sumamos que los Python salían en sus películas disfrazados, es difícil encontrar a alguien que sepa de verdad cómo es la cara del bueno(o no tan bueno)de Terry.

Cuando comencé a indagar y aumentar mis conocimientos de los Monty Python(época en la que empezábamos a conocernos tú y yo, por cierto), Terry Gilliam me llamó la atención y me interesé por él; a ello se sumó que Buenafuente lo entrevistó en su programa con motivo del estreno de una nueva película suya y, poco después, vi un reportaje previo a su película "Los héroes del tiempo"("Time bandits"). La conjunción de todo esose convirtió en una gran adulación hacia su persona y tengo como objetivo verme su filmografía entera :P

Lo que no sabía yo es que los dibujos de las películas fuesen suyos, aunque, la verdad, no me extraña nada.